DELICATESSEN
Descripción
Pieza para espacios no convencionales, dónde la danza, la música y la luz se integran y mimetizan con la arquitectura y el espacio. La idea del proyecto nace en la residencia de creación “Petricor” otorgada por el IAC Gil Albert en la isla de Tabarca, sumada a la idea de Juanjo Llorens de intervenir en espacios no convencionales. Delicatessen es una pieza que transforma los espacios arquitectónicos y singulares en espacios habitables y creativos desde las artes vivas y el movimiento con un estilo performativo. Aportando una pincelada de arte, imaginario y juego, sobre el monumento patrimonial donde se represente, resaltando la historia y simbología del lugar. Cada espectáculo es un viaje desde la danza, la música y la luz, descubriendo al espectador lugares simbólicos de sus ciudades desde una mirada artística.
El luminador Juanjo Llorens, las coreógrafas y bailarinas Asun Noales y Federica Fasano y
el músico y compositor Rubén Martínez. Cuatro artistas, que a través de la improvisación,
la composición instantánea, el uso del ritmo, la dramaturgia que aporta el espacio, se
integrarán con el entorno patrimonial, habitando el lugar desde el cuerpo, el sonido y la
luz. Delicatessen ofrece exquisiteces de alta calidad, de una forma exclusiva y original, ya
que en cada ocasión la intervención es diferente, adaptándose a las condiciones y
características especiales de cada entorno y patrimonio arquitectónico.
El material de iluminación aportado por el iluminador Juanjo Llorens es inalámbrico para no
entorpecer la belleza del lugar. Los instrumentos del músico Rubén Martínez son acústicos y no
necesitan amplificación. La pieza es itinerante, por tanto no necesita cableado.
En las palabras de la crítica:
“Orgía de luz, música y danza, arte al cuadrado, sumar disciplinas, llenar de luz la oscuridad, espacios insólitos, la coreografía de ASUN NOALES, nos vuelve a epatar, el mago de la iluminación por allí a pie de obra, vigilando las sombras, el tantas veces galardonado con premios MAX, JUAN LLORENS mezclado entre el público, que seguíamos los distintos rincones insólitos en los que discurría el espectáculo, que ha empezado en la calle y ha terminado en unas grandes pilas donde lavaban LAS CLARISAS y que hoy se ha convertido en el final perfecto. El agua y la inspiración tabarquina, ha rememorado los días en la isla, aprovechando los lugares mágicos
isleños y de Las Clarisas, la Capilla, el pozo del Claustro, el patio de los Naranjos...derribando murallas, volviendo al origen, sumergidas en el líquido que limpia y es el principio de la vida. Dos mujeres y un músico polivalente, iluminación manual, itinerante, que se encontraba, con los puntos fijos y nos ha aislado por un breve espacio de tiempo, de la cruda realidad y nos ha hecho elevarnos a un lugar recóndito, donde sólo existe, la belleza subliminal.”
Felicidad Alarcón